Descripción:
¿Sabías que hay algo más dañino que una enfermedad física? Pues sí, la hay; es la mentira disfrazada de la verdad.
Una infección puede debilitarte el cuerpo por un tiempo, pero una mentira en el corazón puede robarte todo, incluyendo tu identidad.
Un claro ejemplo es Pedro, las mentiras del diablo hicieron que perdiera el enfoque en Dios y casi se hunde en medio de la tormenta y hasta llego al punto de negar a Jesús.
La palabra nos exhorta a mantener los ojos puestos en Jesús (Hebreos 12:2) en otras palabras nuestro enfoque principal debe ser Jesús y no las circunstancias que nos rodean, porque aunque el enemigo te haga dudar, Dios siempre estará allí, aunque el diablo quiera engañarte ¡No pierdas tu enfoque!