Descripción:
Después de una noche larga, sin haber pescado nada, cansados, frustrados, sin esperanza, estaban los discípulos guardando sus redes; pero se acerca Jesús y les dice: Remen mar adentro, vayan a lo más profundo. Ellos sabían que no había nada, pero obedecieron a Dios y con fe se fueron a lo más profundo, confiando en lo que Jesús les había dicho, y allí ocurre el milagro.
Y es ahí donde comprendemos que Dios puede hacer algo extraordinario en nuestras vidas. Jesús nos invita a dejar la comodidad de la “orilla” de nuestras vidas cotidianas para adentrarnos en “aguas más profundas”, y que sea el Espíritu Santo quien nos revele la profundidad del amor de Dios (1 Corintios 2:10). ¡No temas, avanza con fe!