Honestamente, ¿Alguna vez te has decepcionado de ti mismo? Esa sensación de saber que hay algo en tu naturaleza que, aunque ya le has pedido a Dios y has intentado, aún no lo has podido dejar. Yo sé que eres un hijo de Dios, sirves con amor, eres una buena persona y vas por buen rumbo; pero hay algo que aún te impide llegar a esa nueva dimensión. Te tengo una buena noticia, para Dios no hay nada imposible, Él puede cambiar eso que te decepciona y convertirlo en un testimonio de fe. Dios ya te ve como producto terminado, y por medio de esta prédica el Padre quiere tener un encuentro contigo, para que puedas tener la fe suficiente de dejar atrás todo lo que Él ya te pidió. Dios nunca pide para empobrecer, cuando Dios pide es para manifestar su gloria en ti. ¡Maranatha!