Descripción:
Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo estoy en ellos y tú estás en mí, para que gocen de una perfecta unidad.
Esta es la oración más poderosa que Jesús hizo antes de morir; su anhelo era que todos viviéramos con Él y pudiéramos ver su gloria. Pero no solo se trataba de eso, sino que también a través de la unidad le diéramos a conocer al mundo, para que todos pudieran ver el gran amor de Dios. (Juan 17:21, 26)
Cristo a través de su sangre derramada en la cruz, reconcilió todas las cosas con Dios, uniendo así lo terrenal con lo espiritual, siendo Él el principal precursor de la unidad. ¡Aleluya!