¿Cómo es la casa de tus sueños? ¿Es grande, con piscina, jardín y un enorme dormitorio? Desde niños pensamos en eso; ese pensamiento se convierte en deseo y en uno de los motores por los cuales trabajamos duro día con día; porque tener una casa grande, en un lugar seguro, es una meta de todos. Ahorramos, hacemos horas extras, tenemos un emprendimiento y todas esas acciones se convierten en un medio para vivir bien. Apocalipsis 21, más allá de hablarnos de una casa, nos habla de la ciudad celestial, donde las calles son de oro, allí no hay tristeza, ¿quién no querrá tener una casa allí? Yo sí, y la buena noticia es que este mensaje nos guía hacia ese lugar. No podemos vivir pensando solo en lo que alcanzaremos físicamente aquí en la tierra, también debemos pensar en donde queremos vivir por la eternidad. No hagas oídos sordos, mejor escucha, hasta que tu espíritu se sintonice con el deseo del corazón del padre, que es regresar a nuestra morada celestial.